Bodegón

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viernes, 23 de febrero de 2007

El aprendiz de Anticuario: Día Segundo


Silver miró hacia todos lados y se dirigió, como hipnotizado, hacia un anillo
de oro en forma de Dragón circular, el cual se comía su propia cola. En la vitrina en la que estaba expuesto ponía un extraño nombre: "Ourobouros"

Desde que salió de la tienda, no podía pensar en otra cosa que en ese extraño anillo. Pero prefirió vaciar su pensamiento de todo contenido y dedicarse a disfrutar de su familia.

A la mañana siguiente, nada más atravesar el umbral de la tienda, recordó el mito egipcio de la lucha entre la Serpiente Apofis y el dios solar Ra: "Apofis amenaza en todo momento al dios solar y se esfuerza por todos los medios en estorbar su navegación. Todas las mañanas y tardes, el dios

solar, ayudado por su tripulación divina, consigue superar las maniobras de su enemigo y prosigue su marcha victoriosamente". A este pensamiento se le sumó la lucha que mantienen la Serpiente Tiamat y el dios Marduk, lucha de la creación según el Enuma Elish de los Sumerios.

Siguió pensando sobre el asunto: Principio y fin que se unen... una cosa circular es algo que no tiene fin, es la vez finita pero infinita en su camino. Se empieza en un punto cualquiera no se termina nunca... ¡Cómo un reloj! Sí, el tiempo tiene que

ver algo en esto, el día sucede a la noche y la noche al día. ¿Tendrá que ver con el miedo a la oscuridad? Cuando cae la tarde, la hora del crepúsculo es un momento incierto, no se sabe

lo que va a pasar. Es el único momento del día en el que se puede mirar al sol sin que te dañe la vista. Parecería que es como si el sol estuviera débil en ese momento. El sol "muere", se sumerge sobre la tierra o el mar, desaparece y empieza la oscuridad.

Con la oscuridad vienen todos los temores, no se distingue nada y las cosas pierden sus colores. El hombre durante el día realiza sus proyectos, la luz le da seguridad. Con el atardecer se encuentra cansado y hay que dormir, que es como "morir" un poco. Además por la noche se sueña, (aparece lo incomprensible...) y cuando uno se duerme no sabe si despertará... Tan sólo la luz de un nuevo día es sinónimo de esperanza.

Una vez que la noche ha pasado, el sol vuelve a nacer, cómo el Ave Fénix, que renace de sus cenizas. El sol vence a la oscuridad, Ra vence a Apofis y Marduk a Tiamat, pero es una victoria momentánea, ya que al caer la tarde, estos héroes vuelven a ser sepultados por las sombras. Por eso el Ourobouros se come a sí mismo porque es la misma cosa el día que la noche, porque uno no puede existir sin el otro y porque uno se "alimenta" del otro.

Cuando su padrino cerró la tienda, Silver estaba aún más excitado que el día anterior, aunque esta vez trató de calmarse. Le contó todos sus pensamientos de una forma muy ordenada. Al terminar su relato quedó a la espera de adivinar alguna emoción en su padrino, sin embargo no se inmutó. Lo escuchó en silencio y tan sólo le dijo: "Elige otro objeto para mañana".

Silver ya sabía qué era lo que iba a elegir, en caso de obtener el consentimiento de su padrino. Se fue hacia la pared y descolgó un hacha de doble hoja. De su empuñadura colgaba una etiqueta en la cual se podía leer lo siguiente: Ax bipenne

Cuento original de © Francisco de la Flor Terrero Octubre 1999

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